La caliza nace en los lechos marinos tropicales y sus costas, como una acumulación de conchas fragmentadas, microscópicas y disueltas – calcita mineral – y en ocasiones con capas de arcilla o cristales de arena.
Los bancos tropicales que originan la caliza no se quedan inmóviles indefinidamente: el fondo del océano se mueve lentamente, deslizándose debajo de las placas continentales, reorganizando poco a poco el mapa-mundi.
Cuando se ocasiona este movimiento que lleva el lecho de caliza hasta la corteza terrestre, se atingen altas temperaturas que ocasionan la fusión de los granos de calcita. Este es un proceso dinámico, que entierra, retuerce y empuja los estratos rocosos. En esta fase, la roca no se derrite, pero sí se emblandece, como una barra de chocolate en verano. Este proceso es el responsable por las tan características vetas del mármol.
Una pieza del Mármol es el resultado de su nacimiento, crecimiento y largo camino de vida. La recogemos marcada con sus ‘cicatrices’, un producto de la Naturaleza con personalidad propia y que irradia una fuerte energía, dotando los ambientes de un carácter incomparable.